miércoles, 11 de octubre de 2017

Momento del proceso en Catalunya. Por Jaume Botey






      Esta Asamblea se centró en reflexionar sobre un tema de máxima actualidad: la actual situación sociopolítica de Cataluña. Hemos pedido que nos hable del asunto y nos de pistas para interpretarlo a Jaume Botey.

Escucharle y poder dialogar fue muy interesante.

Su intervención 
MOMENTO ACTUAL DEL PROCESO EN CATALUNYA. 


- Desinformación y la mentira continua de los medios


1. Justificación y dificultad del tema. 

El peso en nuestras vidas de lo “no demostrable”. 
Los análisis de la realidad basados exclusivamente en la economía, sociología o la lucha de clases no explican la totalidad de lo que ocurre. Hay dimensiones fundamentales de nuestras vidas que no se guían por la lógica de la razón sino por “razones” no demostrables, y que las consideramos como certezas, la fe, la vocación, el amor de pareja, el amor del campesino a su tierra, los cátaros dando su vida por una causa, etc.
Parto pues del presupuesto de la importancia que tiene lo no-demostrable en la vida individual y colectiva, que está entre el “logos” (razón) y el “mythos” (búsqueda de sentido). El “nacionalismo” es uno de estos elementos, ni sola razón ni sólo emoción….
Es falso asociar nacionalismo a exclusión. El nacionalismo debe ser suficientemente “abierto” para acoger a otros sin perder la identidad y suficientemente “cerrado” para mantenerla sin ser excluyente. El discernimiento de dónde están el opresor y el oprimido, la relación entre mayoría y minoría,  ayudará a comprender que éstas invoquen argumentos nacionalistas para resistir movilizando emociones que no necesariamente provienen de la arrogancia o el orgullo
Este es el caso del proceso que vive hoy la sociedad catalana, aparecido como un resorte de algo que estaba oculto. 
La historia
En Catalunya este sentimiento hunde sus raíces en una cultura secular, configurada por instituciones milenarias políticas, económicas, jurídicas, estructuras de gobierno, arte y lengua propia que se expresó en la Edad Media, entre otros, con autores de referencia universal como Ausiàs March o Ramon Llull, y que ha pervivido. 
En el siglo XVII resistió al Conde Duque de Olivares en la Guerra dels Segadors, en el XVIII a la Nueva Planta de Felipe V, en el XIX al muy liberal general Espartero que afirmaba que “Barcelona hay que bombardearla al menos una vez cada cincuenta años”, y así lo hizo en 1842. 

Pero el sólo hecho de plantearlo provoca siempre una polémica que tiene mucho que ver con la divergencia de los proyectos nacionales que perviven en las estructuras del poder, en el Estado y en Catalunya. 

La pérdida de Cuba (1898), los conflictos con Marruecos (semana trágica) sumen a España en una profunda crisis. Catalunya intenta trasladar el impuso modernizador que está viviendo (modernismo, mancomiunitat..) al conjunto de España, pero la estructura caciquil del estado y sus élites  -el terrateniente, el ejército, la iglesia -“entre una España que muere y otra España que bosteza” según Machado- no estaban por la labor. Su modelo fue siempre el de un jacobinismo centralista rural y militar, alternando épocas de pura represión contra los nacionalismos periféricos (dictadura de Primo de Rivera, el bienio negro, la guerra y el franquismo) con otras de “conllevancia”, al decir de Ortega como la Mancomunitat, los primeros años de la República y en concreto con la aprobación del Estatut de1931. Incluso las actitudes de intelectuales, como la del mismo Ortega, en relación con Catalunya acostumbraron a ser ásperas, desde la displicencia o altivez. 

La transición abrió la oportunidad de un nuevo marco democrático. Pero no se pudo o no se supo aprovechar.
La constitución se redactó bajo la estricta mirada de los militares que en el artículo 2 impusieron la declaración de la “indisoluble unidad” de España. La constitución era una puerta que podía abrir diferentes interpretaciones. Con el 23F y la LOAPA se impuso  pronto la interpretación recentralizadora. Ahí estaban los poderes fácticos del ejército, la jerarquía de después de Tarancón, y el nuevo poder del PSOE. Más adelante la FAES reafirma el modelo centralista de Estado que Aznar en sus dos mandatos intenta llevar a cabo: laminación de las autonomías, combate por la homogeneización cultural y lingüística y el gran Madrid como pulmón y corazón de la nueva España. De ahí la T-4, la red radial del AVE, la oposición al eje del Mediterráneo, etc.

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II. Las nuevas coordenadas. Tres fases

1. Mayor autonomía (2003-2010) 
Del “No” permanente a la configuración del movimiento

El proyecto recentralizador de la FAES provocó la propuesta de nuevo Estatut del tripartito presidido por Pascual Maragall. Excepto el PP, todos los partidos que concurrieron a las elecciones del 2003 lo llevaban en su programa. Se quería iniciar una etapa de reformulación de las relaciones Catalunya-España desde del diálogo y a partir de la convicción que el modelo de autogobierno catalán estaba agotado. 
En aquél momento el independentismo alcanzaba sólo el 18 % de la población. 

La redacción del nuevo Estatut  comienza en noviembre del 2004 con todos los partidos. En 2005 se retira el PP
En septiembre 2005 es aprobado por el Parlamento. Por todos excepto el PP
En Noviembre 2005 empieza la tramitación al Congreso en Madrid
En el Congreso, pasa por la Comisión Guerra para “pulir”, “no lo reconocerá ni la madre que lo parió…” 
Simultáneamente, el PP comienza una campaña de recogida firmas para impugnar el Estatuto con argumentos intencionadamente humillantes: en otros Estatutos renovados de autonomías gobernadas por el PP se reproducían párrafos enteros de los textos impugnados en Catalunya. Alimento de la catalanofobia. 
El texto planteaba una relación de carácter federalizante y un nuevo modelo de financiación y solidaridad interterritorial. Se le llamó “federalismo asimétrico”. Lo cual, además, parecía invitar a un debate colectivo sobre el modelo territorial de España, e iniciaba, sin pretenderlo explícitamente, una segunda “transición”. 
El nuevo texto, aprobado por el Parlament y por las Cortes fue sometido a referéndum y aprobado en 2006.
30 marzo 2006, aprobado por el Congreso (unanimidad, PP, ERC, EA, Cha y Nafarroa)
10 mayo 2006 luz verde definitiva
18 de junio 2006 Referéndum del Estatut en Catalunya: sí con el 72’9% de los votos participación del 49%
Julio 2006, el TC admite a trámite el recurso del PP con 4 millones de firmas, 
9 agosto 2006 entra en vigor el nuevo estatuto “pendiente” de la sentencia del TC. 
Cuatro años después el TC da el sonoro portazo, empezando la serie del NO permanente. 
Poco después se intenta una segunda negociación con el llamado Pacto Fiscal, con el mismo resultado. A partir de ahora Rajoy repetirá a la saciedad que “ofrece diálogo”, aunque siempre con el No como respuesta. 
2010, 28 de junio sentencia del TC y el 9 de julio TC notificación de la misma. 
10 de julio, masiva manifestación y constatación del peligro de “desafección” (Montilla)

El sonado fracaso de la reforma del Estatut de 2006 nos enseñó que de momento sin el beneplácito de PP no es posible reformar el actual modelo territorial ni el modelo de Estado. Demostró que tiene poder de veto y desde entonces no ha dudado en bloquear cualquier oportunidad de encaje Catalunya-España. 
Esta constatación llevó a Catalunya a considerar que España no se puede reformar. La visión de una España inamovible ha sido lo que ha conseguido cohesionar y ensanchar las bases del independentismo. 
En la , sin el consentimiento del PP, cualquier propuesta reformista que intente equilibrar el territorio es una quimera: desde la reforma fiscal, infraestructuras e inversiones de AVE o conflicto del agua. La independencia se presenta como la única alternativa. Si la reforma de España no es posible, sólo cabe la ruptura. La escalada dará alas al independentismo por la constatación de la brusquedad de España
En varias ocasiones Catalunya ha intentado este recorrido y el estado responde siempre con el hierro del imperio de la Ley, recurriendo a medidas excepcionales para asfixiar al gobierno catalán.

Pero en lugar de escuchar, el gobierno sigue provocando en aquello que más directamente toca la identidad: la lengua. La FAES impone su política contra el catalán allí donde se hable: la LOMCE, ley Wert, debe “españolizar a los niños catalanes”, en la Franja con el ridículo del LAPAO, en las Baleares con la imposición del trilingüismo frente a las masivas protestas del sector educativo, en Valencia con la desconexión de TV-3, con los continuados recursos contra el uso del catalán en la administración y comercio, o con el bulo que el castellano está perseguido en Catalunya. No llegan a comprender que la lengua es algo más que una suma de signos, letras o puntos y comas para comunicarnos. Tocar el catalán es tocar sentimientos. 
Campaña de “no comprar productos catalanes”.
Intentos de negociación: visita de Mas a Rajoy en verano del 2014 acerca del Pacto Fiscal : no
Entrega de 42 propuestas de inversión que ya debían de haberse ejecutado (eje mediterràneo, conexión puerto, cercanías, entrada desde Francia…) propuestas que Rajoy dijo que estudiaría: ninguna respuesta y ninguna ejecutada. La ejecución de las inversiones del Estado en Cat. en los últimos años ha sido de un 13 % respecto de lo presupuestado. En el resto de España es de un 47 %. 
El independentismo estimado llega ya al 25 % de la población y tiende a crecer. 


2. Derecho a decidir (2010-2014)

Progresiva conciencia del derecho de autodeterminación como el modo más razonable para solucionar un conflicto de aspiraciones nacionales diferentes. Es el derecho de juntarse o separarse con quien se considera los connacionales
El sujeto de autodeterminación debe ser la ciudadanía del territorio
Nadie puede ser obligado a pertenecer a un Estado que no quiere… derecho al divorcio. 

El portazo y los NO provocaron un sunami “in crescendo” de imprevisibles consecuencias: la sociedad catalana toma conciencia que la renovación solo podrá venir al margen del Estado. Incluso la propuesta federalizante del Estatuto de Maragall quedaba ya sin sentido. El 95% de los Ayuntamientos convocan consultas por el Derecho a Decidir (2009) y se agrupan en la “Asamblea de Municipis per la Independència” (2011), la sociedad civil se organiza en la “Asamblea Nacional Catalana” (2012), se convoca el “Pacte Nacional pel Dret a Decidir” (2013), y en cascada se pronuncian colegios profesionales, sindicatos, universidades, científicos, artistas, personas individuales etc. La movilización independentista convoca en siete ocasiones más de un millón de personas. 

Se trata de un movimiento de abajo a arriba, transversal, respuesta a sentimientos ofendidos y que se expresa de manera organizada, pacífica, no-violenta, festiva. Desde hace siete años Catalunya vive en un clímax emocional permanente, y en cambio hacia la plenitud de la vida adulta y que se descubre con la posibilidad de vivir libre de tutelas, prohibiciones y condenas. 

El 9N y la desconexión

La movilización permanente sin proponer horizonte no es posible. Se abre paso la necesidad de una consulta como la que está realizando en este momento Escocia. En noviembre del 2012 el Parlamento aprueba por más de 2/3 una declaración “Pel Dret a decidir”, paso previo para abordar una consulta de forma pactada. En 2014 el Parlament, también con el apoyo de 2/3, pide al Congreso de Diputados la delegación de competencias para la celebración de un referéndum y en abril los portavoces de los grupos parlamentarios comparecieron en el Congreso. 

La propuesta del Parlamento de Cataluña fue rechazada con 299 votos en contra y 46 a favor. El portazo no era ya sólo el PP sino del Parlamento español en peso. Ante ello con el propósito de establecer un marco jurídico que permitiera la celebración del referéndum, el Parlament aprueba una Ley de Consultas, de nuevo por más de 2/3 partes. Finalmente Mas firma el Decreto convocando la consulta para el 9 de Noviembre. Y de nuevo la rotunda y antidemocrática respuesta del gobierno que, sin ofrecer ninguna alternativa, impugnó ante el Tribunal Constitucional tanto la Ley como el Decreto convocante. La Generalitat asume que no será referéndum sino un simple proceso de participación. Por otra parte en 2005 se había suprimido del Código Penal la prohibición de celebrar Referéndums. 

Campaña del miedo y de burla. El gobierno inicia una torpe campaña del miedo que ratificó el carácter de plebiscito de la consulta. Se movilizaron todas las instituciones del estado con su cara más agresiva, amenazando con las siete plagas de Egipto en el caso de secesión: nos echarían de Europa y del Euro, vagaríamos por el espacio sideral, las exportaciones caerían, Ante todo ello los intelectuales de la Corte y el País callando o insultando, dedicados a lapidar cualquier intelectual catalán, historiador, juez o economista, que no comparta su animadversión al proceso. Y campaña de burla. La consulta seria “una costillada”, una fiesta al campo. Pero la situación se les ha escapado de las manos, los truenos ya no hacen mella y han sido objeto de chiste en las redes. Una constatación más de la desconexión. Ya da igual lo que diga España.

Y la consulta se llevó a cabo. Participaron 2.344.828 de los cuales 1.897.274 optaron para que Cataluña se convierta en un estado independiente. Su sola celebración con la participación de 40.000 voluntarios que ante la prohibición desafiaron al gobierno para cubrir mesas y atender la complicada logística necesaria, supuso una victoria del soberanismo. Un hecho de esta envergadura sólo es posible con una sociedad civil organizada y emocionalmente motivada. 
El independentismo llega ya casi al 50 %. 

Es legítimo subrayar todas las deficiencias jurídicas, procedimentales y formales del 9N, hijas de las suspensiones dictadas por el Constitucional. Pero la colocación de las urnas, aunque fuera para una consulta devaluada, expresaba la voluntad del Govern de jugar a fondo. Y el mismo hecho de su celebración, llevado a cabo con miles de personas que se presentaron voluntariamente a última hora, con un orden perfecto, paz, respeto, en un clima de fiesta y con la más que notable participación de 2’3 millones de personas, pone de manifiesto un sentimiento transversal, expresión de una sociedad que sabe lo que quiere, y una organización sólida, eficaz y capilar. 

Incapaz de valorar lo ocurrido, creyendo que la ola soberanista iba a descarrilar (en julio se había hecho publica la declaración de Pujol) o que un sentimiento colectivo de esta magnitud se puede gobernar prohibiendo, el gobierno quedó de nuevo superado por las circunstancias. Pero añade leña al fuego y promueve ante la fiscalía una querella criminal contra Mas y dos consejeras. Por lo que, según sus pronósticos, seria una costillada. Judicializar un proceso político o el intento de convertir la voluntad pacífica de un pueblo en cuestión delictiva, demuestra la debilidad e incompetencia del gobierno. 

Comienzo del proceso de judicialización de un proceso político y de uso de la justicia al servicio del ejecutivo. Gravedad de la vulneración del Estado de derecho. 

Lógicamente la sociedad se ha radicalizado. Las reiteradas apelaciones de Rajoy al diálogo suenan a burla. El “derecho a decidir”, bandera hasta hace poco, ya ha sido conquistado aunque no reconocido, y ya es cosa del pasado. Igual que el federalismo o un nuevo estatuto o la imposible reforma de la constitución. Ni merece la pena intentar acuerdos acerca de inversiones, presupuestos o apartados complementarios al Estatut, porque después de largas discusiones se llega al acuerdo, se incumple por parte del estado y no pasa nada. A partir de ahora el clamor es la independencia. 

Un gobierno con visión de estado hubiera multiplicado las vías de diálogo. Habría pactado una consulta que muy probablemente hubiera dado como resultado una nueva relación entre el Estado y la Generalitat y se hubiera sentido legitimado para explicarla al conjunto de España. Pero su debilidad política, su miseria intelectual y el rentable uso electoral en el resto de España de un españolismo rancio acentúan su incapacidad. No pueden ni quieren entender la pluralidad nacional, se sienten propietarios únicos del poder político. El problema no es la Constitución que pese a sus limitaciones permite interpretaciones diversas, sino la enorme estrechez mental. 

Probablemente hay otra razón de fondo: la conciencia de la derecha española que en Catalunya, partiendo del replanteo  del modelo territorial, se está abriendo el melón del conjunto de las estructuras de poder del Estado y esto supone un riesgo intolerable para los sectores que desde el s.XIX han gobernado España de manera ininterrumpida. 

El 9N fue una ruptura política y psicológica, el paso del Rubicón, Desobedeció el Govern de la Generalitat y desobedecieron de manera consciente y no-violenta los 2.344.828 ciudadanos que ya no le tuvieron miedo al Estado. Para ellos la enorme carga simbólica y emotiva de la votación suponía un inmenso, consciente y pacífico acto de desobediencia a las máximas instituciones del Estado. Era el comienzo de la desconexión, la toma de conciencia de que no hay marcha atrás y de que toda conquista importante se ha hecho desde la ruptura del orden vigente. Se trata de una actitud nueva y de enorme importancia para el futuro. Se vive ya en otra onda: el desprecio ha conducido a la desconexión afectiva, preludio a una definitiva desconexión política. La misma de Gandhi ante el gobierno inglés, de Nelson Mandela ante el apartheid o de Xirinacs durante la transición, con la firme convicción que se llegará al final, que no hay quien pueda parar el proceso, independientemente de los muchos o pocos que seamos hoy. 

Era evidente que hace falta un referéndum con todas las condiciones. Y si el gobierno del estado no deja otra salida, se convocarán elecciones, esta vez sí, plebiscitarias. Mas, fortalecido por el éxito de la consulta y por la misma querella, enfatizando el momento trascendente del país y con un tono marcadamente presidencial propone lista única formada por personas de reconocido prestigio al margen de los partidos con el objetivo de declarar la independencia. No se proponía como cabeza de lista aunque implícitamente se daba por supuesto. Había salido claramente ganador del conflicto y, a pesar de sus políticas neoliberales, era quien había marcado la agenda y liderado el proceso. Poco después Oriol Junqueras propone otra estrategia enfatizando más la pluralidad: listas separadas y mayores compromisos sociales. Al margen de las diferencias ambas tenían en común un nuevo envite al estado y el objetivo de la declaración de la independencia en los 18 meses después de las elecciones. 

El 9N tuvo obviamente efectos políticos, pero tuvo de inmediato efectos culturales de empoderamiento de la población: un movimiento social de masas ha desobedecido pacíficamente a las máximas instituciones del estado, al gobierno y a todo un Tribunal Constitucional, garantía del cumplimiento de la ley. Para muchos fue el paso del Rubicón, la toma de conciencia de que no hay marcha atrás y de que toda conquista importante se ha hecho con la ruptura del orden vigente, desobedeciendo. 

Minimizar su resultado y la posterior querella contra Mas es la táctica de la avestruz o seguramente una maniobra de endurecimiento para esconder su fracaso en la gestión de la crisis y la corrupción, como dique de contención de la sangría de votos del PP en el resto de España. Judicializar un proceso político o el intento de convertir la voluntad pacífica de un pueblo en cuestión delictiva, demuestra la debilidad del gobierno. 

Finalmente la presentación de las diferentes estrategias políticas y electorales para alcanzar el mismo objetivo: la independencia. Mas, fortalecido por el éxito de la consulta y la querella, enfatizando el momento trascendente del país y con un tono marcadamente presidencial propone plebiscitarias y lista única formada por personas de reconocido prestigio al margen de los partidos políticos. Junqueras enfatizando más la pluralidad listas separadas y mayores compromisos sociales. Al margen de las diferencias, lo que ambas tienen en común supone un nuevo envite al Estado, en este caso frontal y con voluntad que sea definitivo. 

En el 9-N el “soberanismo” ganó por goleada. Pero a su vez puso de manifiesto sus limitaciones. Porque a pesar del éxito, ha quedado claro que “por ahora” no tiene fuerza suficiente, no llega al 50%. Con lo cual, si no se modifican los porcentajes, tanto una propuesta de la declaración unilateral de independencia que propone ERC como las mismas plebiscitarias resultan muy problemáticas. 

El 27-S Elecciones plebiscitarias. 

El resultado. “Junts pel Sí” y la CUP, 1.957.330 votos, mayoría absoluta con 72 escaños y el 48 % de votos. El No 1.972.057 votos (PP, C’s y PSC) ha obtenido  52 escaños con el 39 % de los votos. Catalunya Sí que es Pot 11 escaños, 9 % de los votos. 
Definitivamente las del 27-S fueron elecciones plebiscitarias, y el independentismo ha ganado de manera incuestionable. Pero se ha perdido el plebiscito.
La alta participación otorga un mayor aval democrático y un plus de legitimidad. Lo cierto es que el nuevo parlamento de Catalunya tendrá una mayoría de diputados independentista que debe cumplir su mandato de trabajar por la independencia, situación impensable hasta hace poco dada la ambigüedad de CiU.

Junts pel Si (PdCat + ERC) y la CUP llevaban en su programa la celebración de un Referéndum implementar medidas sociales y preparar las estructuras del un nuevo estado y su “programa” no fue impugnado por la Junta electoral 

Enero de 2015, Mas da “un paso al lado”, elegido Puigdemont. 


3. Ruptura del régimen del 78 (desde 2014-2017…)

Conciencia que el resto de España (Castilla, Extremadura, desertización) está peor que Catalunya… Se reafirma que no se va contra los pueblos, sí contra las 400 familias que han tenido el poder en España durante los últimos 3000 años. 
Se trata de la destrucción de los derechos civiles: después de Catalunya vendrá el resto de España. Hacia un régimen autoritario, recorte de derechos civiles… 

Las mentiras y calumnias de los medios estatales, TV y escritos, tanto públicos como privados, son escandalosamente calumniosos, mienten y mienten respecto de lo que está ocurriendo. 

Porqué se teme tanto a la consulta? cómo puede prohibirse un tan elemental derecho democrático? por el posible resultado? porque abre la puerta a otras consultas?
La consulta, en definitiva, supone la ruptura del pacto de la transición, es el reconocimiento que aquél modelo está agotado, que vivimos el final de la etapa que comenzó en 1978. Los pilares sobre los que se construyó la transición se están viniendo abajo y son profundamente cuestionados por la sociedad: el modelo de estado (monarquía), la unidad de España y el modelo territorial (art. 2 y título VIII de la constitución); el modelo de partidos (poca representatividad, financiamiento, corrupción); pactos con la iglesia (contrarios al propio texto constitucional); imposición del silencio sobre los crímenes de la guerra y del franquismo; la falta de independencia del poder judicial, etc. 

La transición, y su cristalización en la Constitución, fue el resultado de un “pacto” en el que los poderes fácticos del franquismo -judicial, militar, político, económico, financiero, agrario, eclesiástico, de seguridad, en lo energético, medios de comunicación etc- aceptaron un cambio en las formas “a fin de que todo cambie para que todo siga igual”, según el cínico aforismo del Gatopardo. Se pactó la monarquía como clave de bóveda del sistema y los militares impusieron “la indivisible unidad de España” (artículo 2 de la Constitución). Sobre esta estructura se construyó el relato de “la transición ejemplar”.

Pero todo se ha hundido. Los hechos han puesto de manifiesto que hoy los poderes fácticos están en las mismas manos que antes y que funcionan con los mismos criterios de antes. Se ha hecho evidente:
– que la gestión de la crisis ha provocado un incremento escandaloso de las distancias sociales, se ha impuesto una reforma laboral contra conquistas que parecían definitivas, han aumentado los desahucios etc. Se ha hecho evidente que los poderes económicos nunca habían creído lo del estado del bienestar.
– que en lo político se ha deteriorado la esencia de la democracia, la distinción entre los poderes del Estado.
– que la historia que se ha explicado la escribieron sólo los ganadores. Hoy quedan aún miles de muertos en las cunetas con la explícita voluntad que queden cerradas para siempre.
– que el creciente movimiento republicano cuestiona el Modelo de Estado y que la monarquía ha perdido la autoridad moral y la capacidad de arbitraje.
– que los medios de comunicación mienten y calumnian con impunidad respecto de Cataluña.
– que la solución del “café para todos” en el tema territorial no responde a la realidad social, es injusta y un nido de enfrentamientos.

Durante el mandato de Puigdemont se han multiplicado, hasta 18 veces, los intentos de negociación con el Estado Español al máximo nivel. Siempre con el NO por respuesta. 

Bloqueo del Parlamento catalán: han más de 30 leyes del Parlamento catalán bloqueadas por el TC: 
pobreza energética, desahucios, contra el fraking….


El 1 de octubre y su logística
Reiteradas compromisos del Gobierno: no habrá referéndum, no habrá urnas, papeletas, colegios, mesas, envíos de correos, censo… 4000 policías en el puerto para evitarlo.
La pre-campaña. En la población situación colectiva de alegría, de fiesta, de creatividad desbordante: 
790 sobre 945 ayuntamientos formalizan el uso de los colegios como lugares de votación. 
Bomberos, universidades, abogados, informáticos, sacerdotes, estudiantes, pagesos con sus tractores, impresores, maestros, asociaciones de padres, músicos, escaladores, estibadores en el puerto etc. 
Catalunya vive una efervescencia como nunca los ya mayores la habíamos visto. Se cierran pag.web y aparecen treinta nuevas, se incautan carteles, y se crea una asociación de "impresores por la democracia" que ponen fotocopiadoras en la calle, se registra ilegalmente una oficina y aparecen de inmediato miles de personas delante, huelguistas de hambre en la universidad, vigilias de oración en las parroquias, marchas de tractores etc. Y nos reafirma en lo que algunos veníamos diciendo desde hace mucho tiempo: esto no tiene marcha atrás. 
El PP ha actuado de una manera tan irresponsable e imprudente que tocó fibras muy profundas y provoca las iniciativas más diversas. Catalunya es una fiesta y se es consciente que, pase lo que pase, se ha ganado la batalla frente al estado. Ahora no tiene marcha atrás.  No hay ruptura de la convivencia ni mucho menos violencia. Lo que mas duele y desconcierta al PP es la sociedad ocupando pacíficamente las calles. 

6 de septiembre: tumultuosa sesión del Parlament. Modificación del Orden del día. 
Aprobación in extremis de las leyes de desconexión y transitoriedad.
No había posibilidad de hacerlo de otra manera.
Els comuns (PdCat + ERC), la CUP y Podem Catalunya
PP, C’s, PSC y Catalunya si que es pot.  

20 de septiembre: ocupación de las sedes del Govern: economía y governació. 
Violación de la Autonomia y aplicación de facto del 135. 16 detenidos. 
Reacción popular y manifestaciones.
Finalmente “Catalunya sí que es pot” se suma a “la movilización”

1 de octubre: referéndum.  
colegios y constitución de las mesas por whats-app…
movilización popular masiva para proteger los colegios de las visitas de Mossos o Guárdia Civil: vigilias de la noche entera o desde las 5 de la mañana
urnas desde China, guardadas en Francia y distribuidas en domicilios. Papeletas…
los hackers y el censo único a las 9’15 de la mañana…

El gobierno no ha digerido la humillación: Ha habido referéndum. 
La brutalidad de la carga policial: imágenes en las TVs. Extranjeras: casi 900 heridos. 
Disculpas de Millo, el ministro, 400 policías, un juez investiga….
La respuesta de la población desde la noviolencia: cohesión social, los “estadios gandhianos”  

Resultados:
Censo: 5.200.000
Participación: 2.286.217 (43’03 %) Sí: 2.044.038 (90’18 %)
No:  177.547 (  7’83%)
Blanco: 44.913  (  1,98%)    y 19.719 nulos. 

En las últimas elecciones al Parlament catalán, los partidos independentistas obtuvieron un total de 1.966.508 votos (1.628.714 de Junts pel Sí y 337.794 de la CUP), con una participación del 74,9%.

Respuesta del Estado
. discurso del Rey, irresponsable y provocador…
. justificación de la violencia 
. facilitar la deslocalización de las empresas… pero hecho más político y propagandístico que de efectos
. la mayor parte del PIB de es de las Pymes
. efecto más psicológico y propagandístico que de efectos reales (im. de sociedades…)
. los centros de producción y direcciones no se trasladan
. las inversiones extranjeras en Cat. crecen (enero-sept. 5.000 M.E)  

Respuesta de la población: 
el martes un millón de personas en las calle, Manifestaciones desbordadas…

La manifestación del domingo 8 de octubre
Mezcla de colectivos de derechas con colectivos directamente fascistas. 

Discurso de Puigdemont del 10 de octubre
Declarar la independencia y suspenderla

Carta-ultimátum del Gobierno Rajoy



III.- Características sociales y del nacionalismo en Catalunya

a. Movimiento transversal. No a la contraposición entre eje social y eje nacional.
En la opinión publica catalana se constata un cambio de la mayor trascendencia: el catalanismo y el independentismo es ya una una opción transversal. La confrontación histórica entre el llamado “eje social” o conflicto de clase y el “eje nacional” o tema soberanista, atribuyendo al primero carácter progresista de defensa de la justicia y al segundo la ideología conservadora de la burguesía catalanoparlante se ve como un estereotipo del pasado que hoy no corresponde a la realidad. Ciertamente en las áreas donde los movimientos migratorios han sido intensos las identidades son múltiples y las sociedades son culturalmente mas complejas, máxime si a ello se mezclan conflictos de clase, laborales, de ubicación geográfica en el centro o periferia de las ciudades, etc. Es el caso de Catalunya. En estas sociedades resulta fácil identificar diversidad cultural con conflicto de clase. En ellos la derecha acostumbra a hurgar en los sentimientos étnicos o identitarios de los inmigrados como caladeros de votos. Alimentar este enfrentamiento de sentimientos étnicos es un recurso fácil porque el rescoldo nunca se apaga, pero sumamente irresponsable y que puede producir graves consecuencias, al que recurrió Lerroux a principios de siglo XX y que cualquier demagogo en cualquier momento puede reavivar.

Es necesario hacer referencia a aspectos fundamentales de la construcción demográfica de la Catalunya actual. Alrededor de los años sesenta se decía que la inmigración era una estrategia franquista para desnacionalizar Catalunya.  Afortunadamente la población autóctona escogió, sin conflictos, el camino de la integración, de brazos abiertos y mestizaje. Fueron muchos y muchas instituciones políticas, culturales y religiosas que, alimentando el respeto a las identidades respectivas, ayudaron a coser una sociedad en riesgo de fractura. Se defendió que el estereotipo de las "dos" culturas, la "catalana" de la burguesía y la “castellana”, centralista, protagonizada por el inmigrado, y promotora de un españolismo rancio era una caricatura. Defender esto supuso entonces una manera valiente de entender la cohesión social y una invitación a una relación de respeto y complementariedad entre los catalanes de origen y "los otros catalanes", en expresión de Paco Candel. Y se consiguió. Es más, la mayoría de inmigrados mantienen sin dificultad y con satisfacción una doble identidad: la del pueblo de origen, de la que no pueden ni quieren renunciar y la del país de adopción, Catalunya. Y esto es lo que la candidatura Junts pel Sí ha querido visualizar con la colaboración del movimiento “Súmate”, de inmigrados por la independencia. 

Hoy el sentimiento de identidad está presente en todos los sectores sociales, es transversal. Tanto el catalanismo político tradicional como su variante soberanista surgida en estos últimos años son espacios políticos considerados mayoritariamente de izquierdas por catalanes y españoles. Los datos del Barómetro de Opinión Política del CEO (Centre d’ Estudis d’Opinió de la Generalitat) así lo demostraban en 2014: de la población que se declaraba independentista, un 71,6% se consideraba de izquierdas, frente a un 21,2% que se situaba en el centro y sólo un 5,2% en la derecha. No hay, pues, catalanismo burgués y castellanismo proletario sino una amplia gama de catalanismos y una amplia gama de castellanismos y en ambas partes hay burgueses, pequeñoburgueses, proletarios, de centro, de derecha, gente de todas las ideologías políticas y económicas.  Esto es lo que han proclamado con total nitidez las dos listas ganadoras, la CUP y “Junts pel si”. Ambas defienden que independentismo y justicia social son inseparables, dos caras de la misma propuesta y ambas han proclamado a la saciedad que la independencia es sólo un instrumento para la transformación social. Al margen del resultado electoral del 27S, esto es una inestimable contribución que ambas formaciones han hecho al diálogo y convivencia en Catalunya.

En este sentido, a pesar de la enorme carga emocional la cohesión social se mantiene en medio de una gran diversidad política. Los propagandistas de la fractura social, PP y Ciutadans, afortunadamente no tienen éxito, saben que en la vida cotidiana polarización política no es sinónimo de fractura social. Simplemente, hemos constatado que la vivencia del hecho nacional hace más compleja la lectura de nuestra sociedad. A pesar de algunos intentos de convertir el hecho soberanista en confrontación de identidades y procedencias, Catalunya puede sentirse orgullosa de debatir un tema tan complejo desde la perspectiva identitaria con sumo respeto. La revolución tranquila hacia la independencia no solo no fractura la sociedad sino que fortalece su carácter de democracia y de capacidad de convivencia. 

No es cierto que hoy el movimiento responda fundamentalmente a criterios identitarios o que necesariamente derive hacia formas de nacionalismo burgués. Ciertamente el mensaje independentista ha servido a menudo a la derecha de cortina de humo para esconder recortes, privatizaciones, desahucios, votaciones a favor del TTIP, etc. de los que CiU es tanto o más responsable que el PP. Pero es un espacio transversal en el que la derecha convive, en confrontación, con importantes sectores procedentes de una izquierda plural y con sectores muy activos de la izquierda anticapitalista. Por ejemplo, forman parte activa del movimiento sectores independentistas y anticapitalistas como las CUP, el Procés Constituent, Guanyem, Podem, movimientos sociales varios como Unió de Pagesos, colectivos trotskistas o importantes sectores de iglesia, parroquias y comunidades populares. No hay que olvidar que que el 90% de la Asamblea del 15M votó a favor del derecho de autodeterminación; que CCOO y la UGT han firmado acuerdos con la Asamblea Nacional Catalana y Omnium Cultural para impulsar el ‘derecho a decidir’; que el 96%, de los municipios de Catalunya -911 de 946-, votaron a favor de la consulta; que el “Pacte Nacional pel Dret a Decidir” agrupa más de 1600 entidades de todo color e ideología, etc. Es imposible predecir en qué forma política cristalizará este magma, pero hoy por hoy identificar sentimiento nacionalista con burguesía es desconocer el vínculo estrecho entre izquierda independentista, luchas sociales y anticapitalismo. 

Por suerte en este momento Catalunya es una sociedad muy cohesionada desde la base. Basten dos ejemplos:
En el terreno económico existen 600.000 Pymes
En el cultural   60.000  Entidades (folklore, cultura…)
Unas y otras son la base sociológica de la cohesión social y del asentimiento ante el “Procés”

La izquierda nunca lo entendió. 
La lucha por un mundo mejor tiene muchas vertientes: derechos sociales, de género, de medio-ambiente, de paz, el derecho a la libertad de expresión, respeto al pluralismo, a los derechos colectivos, los derechos de las naciones. Contemplar la plenitud de la persona sólo desde una de estas dimensiones es reduccionista. Por eso es un error grave contraponer Derechos Sociales (laborales y los que corresponden al estado del bienestar) al ejercicio del derecho a la libertad colectiva. La dignidad de la persona es un todo, indivisible.
Las izquierdas, sobre todo la izquierda política, por una lectura unilateral de los clásicos, siempre ha tenido dificultades para asumir los valores de los nuevos movimientos sociales que iban apareciendo: feminismo, ecología, pacifismo, objeción de conciencia, diálogo con cristianos, etc. Los incorpora una vez han sido asumidos socialmente, y finalmente forman parte de su patrimonio cultural e ideológico. Así ocurrirá también con los Derechos Nacionales.
Lo que pasa ahora en Cataluña no es un hecho de la “burguesía”, sino un hecho sociológicamente transversal. La defensa de la democracia y participación es un hecho transversal. Y la defensa de la identidad de Cataluña como nación en el momento actual es también un hecho transversal que comparte gente de diferentes clases sociales, ideologías, procedencias y edad. Leer lo que pasa como una “manipulación” de la derecha es ceguera
b. Sobre el nacionalismo y el diálogo
Otro falso estereotipo es la afirmación que la exclusión o la dominación, son consustanciales a todo nacionalismo. Lévy Strauss en Raza e Historia -el texto encargado por la ONU para sentar las bases de lo que debería ser una sociedad multicultural después del horror nazi- decía que toda cultura debe ser a la vez abierta y cerrada. Abierta porque es necesariamente el resultado de un diálogo con las otras culturas en contacto, pero alertaba que la defensa de las minorías corre el riesgo de provocar grupos cerrados sobre sí mismos, endogámicos. A la vez decía que toda cultura debe ser cerrada para preservar el tesoro irrenunciable de su identidad, pero alertaba del riesgo de “esencializar” o sacralizar los rasgos característicos propios, posible punto de partida de un sentimiento etnicista. 
Hasta hace poco se ponía a Catalunya como modelo de sociedad abierta e integradora. En sólo veinte años, del 1955 al 1975, acogió a casi tres millones de inmigrantes del resto de España, doblando su población. Fue un enorme reto para ambas comunidades, y se produjo pacíficamente, ningún conflicto. Y el milagro se hizo sin alardes, simplemente con los brazos abiertos. Candel, uno de los grandes impulsores del diálogo cultural, no se cansó de proclamar que todos los catalanes somos mestizos.
Los nacionalismos son como la condición humana: capaz de lo más terrible y de lo más sublime. Hay nacionalismos de dominación y hay nacionalismos de liberación. Como la religión. Nada hay tan parecido al fundamentalismo nacionalista como el fundamentalismo religioso. Debemos aceptar que no todo nacionalismo es malo, como no toda religión es alienante, ni todos los comunismos son gulags, ni todos los políticos son iguales. Para explicar la realidad social los “todos” no sirven, “qui nimis probat nihil probat”. En el siglo xx un nacionalismo hipertrofiado y supremacista trajo el peor horror abocando a la civilización hacia la muerte. 
Pero también ha habido nacionalismos de liberación. No es lo mismo Somoza que Sandino, ni Batista que el Che. Los nacionalismos de Gandhi, de José Martí, el del pueblo saharaui o la defensa de las identidades indígenas de Guatemala o Bolivia son procesos de liberación nacional y étnica. Los nacionalismos de los pueblos pobres con características de clase son también internacionalistas, no van contra nadie. Y en este caso contra menos que nadie contra el resto de pueblos de España. Por desgracia en ocasiones damos a las luchas por la identidad lejanas una categoría que no reconocemos a luchas parecidas si están cerca.   

c. Sobre la no-contradicción entre lo global y lo particular
Independencia en tiempos de globalización. El internacionalismo como principio y como práctica presupone un doble reconocimiento: el de que no podemos defendernos de la globalización capitalista sino desde el territorio definido como un conjunto de bienes materiales e inmateriales que pertenecen a una población y el de que no podemos defender un territorio sin recibir y prestar apoyo a todos aquellos que luchan en cualquier lugar del mundo contra las clases dominantes. 
Con la globalización cultural y del mercado han rebrotado con fuerza las identidades locales y expresiones étnicas particulares. Es lógico. Desde fuera, la pregunta siempre es “¿ahora que estamos en Europa queréis fronteras?”. No se trata de eso. Se trata de un mecanismo de defensa de las propias raíces ante el peligro de anonimato y del cocacolismo universal. Mi conciencia local y mi conciencia universal se alimentan mutuamente, no están en contradicción: somos seres humanos de sentimientos, tenemos lengua y paisaje y crecemos con ellos. El amor a los míos, a mi lengua, a mi territorio y a mis antepasados, me ayuda a comprender el amor de los demás a los suyos, a su lengua, a su territorio y a sus antepasados, por lejanos que estén. Nos facilita sentirnos “ciudadanos del mundo”. 
Ante el internacionalismo avasallador y la globalización capitalista, uno de los más elementales recursos es propiciar la economía de proximidad, el acercamiento del consumidos a la tierra, a la gestión próxima y cooperativa de la producción, etc. 
Además los hechos lo confirman: en Catalunya el movimiento independentista desde siempre está profundamente vinculado al internacionalismo y al principio de solidaridad entre todos los pueblos. Solidaridad con los de fuera y solidaridad con los del resto de España, víctimas también ellos del mismo nacionalismo españolista del que se reclaman las élites. Por eso el conflicto entre Catalunya y España nunca será conflicto entre pueblos. Por desgracia la demagogia y la irresponsabilidad de algunos líderes políticos, que practican ya el separatismo y la xenofobia, con todos los resortes del poder político y mediático, han manipulado sentimientos fomentando el enfrentamiento entre pueblos.  

d. El fundamentalismo nacionalista. Renacimiento del nacionalismo españolista
El peligro de sectarismo y endogamia existe, está siempre al acecho. Todos los pueblos pretenden reescribir su pasado en función de los intereses del presente porque “la historia es una arma cargada de futuro” como decía Moreno Fraginals. Al final se constata la dificultad de compaginar la explicación crítica de los hechos con la mitología creada por los que escriben la historia patriótica. 
La división política actual en estados, su configuración, las distinciones entre Nación y Estado, los conceptos de “nacionalismo”, “cultura”, “etnia”, “tradición, “patria” etc. son relativamente recientes y en parte tienen sus orígenes en el romanticismo político del s. xix. Fue entonces cuando también en España comienza la “interpretación” de la historia al servicio de la “Patria”.
En Catalunya se elaboran las leyendas que servirán de alimento al nacionalismo esencialista. Y en España los tópicos de Dn.Pelayo, los Reyes Católicos, la conquista de América, la “martillo de herejes” frente al protestantismo, etc... y una concepción metafísica de la España única e indisoluble como un bien a defender por encima de cualquier otro interés, de clase, étnico, etc. Durante el franquismo el nacionalismo españolista de la “Una, Grande y Libre” se impuso con enormes medios económicos y políticos, en competencia con los nacionalismos periféricos. Y se libró la campaña contra estos nacionalismos periféricos acusándolos de ser proclives a posiciones totalitarias.
Posteriormente, periodistas, políticos, eclesiásticos y autodenominados intelectuales como Jiménez Losantos o Pío Moa en la COPE se pusieron al servicio de esta nueva “españolidad”. Aparecía la nostalgia del nacionalcatolicismo, la identificación mística entre España y la fe católica que la Jerarquía de la iglesia impulsó y la consideración de la “unidad de España” como un bien moral. Rouco y Cañizares hacen suya una mitología cutre, desde la idea de la unidad de España consolidada en el III Concilio de Toledo con Leovigildo en el año 589 (!), el encuentro de Santiago con la virgen del Pilar en Zaragoza, la propuesta de beatificación de Isabel la Católica hacedora de la unidad de España por la expulsión de judíos y moriscos, hasta la bondad de la incorporación de la Corona de Aragón y del sometimiento por la fuerza de Catalunya. Cañizares llegó a decir que la unidad de España está contenida en la Biblia, en las cartas de San Pablo. 

e. La noviolencia
Probablemente el hecho más llamativo de lo que está ocurriendo con el Procés es su carácter noviolento, de una lucha de convicciones profundas, de sentimientos que no permiten torcerse y que se manifiestan con la imaginación, la creatividad y con los brazos en alto ante los golpes de la policía. Ahí reside su fuerza indestructible. El pueblo ha dado una lección colectiva de noviolencia. 
Probablemente es la sedimentación de muchísimos movimientos por la paz y la no violencia que desde la guerra civil han vivido y educado en estos valores: Pax Christi, Amigos del Arca, Escultismo, Fundació per la Pau, No a la OTAN, Objetores de conciencia, Lluís Mª.Xirinacs, Brigadas Internacionales, Escola de la Pau, ICIP, No a la Guerra, Mendigos de la paz, antimilitarismo…

De manera colectiva y casi sin saberlo se han desarrollado aquí todas la fases en lo que los manuales insisten que debe tener toda lucha noviolenta: 
Cooperar – Criticar – Desobediencia pasiva – Desobediencia activa – Propuesta


f. Por una cultura del diálogo y la acogida
. Karen Armstrong en su libro “Los fundamentalismos…”
. Debate sobre la “alteridad”
Ricoeur, Gabriel Marcel Mounier, Lévinas Buber…

g. Por una lectura laica del pasado
Sólo una lectura laica y crítica de la historia puede evitar los fundamentalismos y establecer diálogo. Pero por desgracia el nacionalismo españolista o la voluntad de “españolizar” la historia, y convertirla en un instrumento de adoctrinamiento no ha dejado de estar presente.  
Nada hay tan enemigo de la laicidad como el nacionalismo que sacraliza la nación y exalta los “valores calientes” de que hablaba Norberto Bobbio, en contraposición al “valor frío” del Estado. Nadie se enamora de un Estado, pero hace falta el Estado para que podamos exaltarnos tranquilamente por lo que queramos y para que nuestra libertad empiece donde termina la del otro. Por eso temo el aumento del nacionalismo esencialista catalán o la tendencia a enfatizar una identidad  casi ontológica de Catalunya y en cambio celebro las declaraciones de los dirigentes de ERC, de la CUP y de tantos otros que caracterizan su independentismo como “político”, por razones de funcionamiento social. 
Es ejemplar en este sentido el documento de los obispos de Catalunya de 1985, “Les arrels cristianes de Catalunya” acerca del nacionalismo en general y del nacionalismo catalán en particular. Seguía la línea del discurso de Juan Pablo II en la UNESCO, aplicaba el concepto de derechos humanos individuales a los colectivos, valoraba como elementos merecedores de respeto la libertad y la cultura y mantenía viva la diferencia entre nación y estado. Los documentos posteriores de los obispos de Catalunya han seguido la misma orientación, habitualmente en contradicción con las actitudes y documentos de la Conferencia Episcopal Española.  


Salidas
Estado Federal ?
ni la casi imposible solución federal  - hoy no hay en España fuerzas con credibilidad suficiente que aposten por el federalismo-, ni un federalismo asimétrico, ni el confederalismo o la independencia con el propósito posterior de federarse, que el encaje con Europa puede no ser tan fácil como algunos informes prevén, etc. 
Antes que Federal hay que reconocer el derecho de autodeterminación. Federalismo entre iguales..!
La primera condición de Federalismo es que sea entre iguales (primero debe ser la independencia)
Impensable en la actual situación… IU… Podemos… 

Reforma de la Constitución ?


El derecho a la desobediencia
Esclavos – Rev. Francesa – Sufragistas – Rev. Rusa – Gandhi – Luter King – Xirinacs – Transición - 

3. El imprevisible futuro y una petición

Cualquier futuro imaginable debe partir del reconocimiento del hecho nacional catalán, que Cataluña es una nación con sus bases económicas, sociales, históricas, jurídicas, lingüísticas y culturales y sobre todo con voluntad de existir como tal a partir de una concepción política y social del hecho nacional, no de una concepción étnica o identitaria. Pero no es posible seguir estancados y manifestándonos en la calle hasta el infinito. ¿Cómo avanzar?
No es posible prever el pasado mañana. Hace un año nadie nos hubiera dicho que estaríamos aquí, con una sociedad decidida a desobedecer. Nadie puede decir dónde estaremos dentro de un año. Habrá que empezar a decir que no hay ningún camino seguro, que ninguna fórmula es fórmula-milagro y que ninguna solución será solución-milagro, ni la independencia tal y como se presenta a menudo como una arcadia-feliz -un estado de ciudadanos con todos los derechos. 

En el interior de Catalunya hasta ahora ha habido un gran empeño en evitar el riesgo de la fragmentación social. Se es consciente que este consenso social no sólo es el principal requisito político para avanzar sino, mucho más importante, el requisito imprescindible para la convivencia. Se trata de un tesoro que hay que preservar con mimo frente a tantos ingredientes que pueden hacerlo saltar por los aires: la dualización económica agudizada con la crisis, los recortes y las medidas tomadas por CiU; el origen no catalán de casi la mitad de su población; las provocaciones del gobierno, del PP y de tantos otros… y las prisas! Las prisas de algunos sectores situados en una especie de espejismo independentista. En este momento son más importantes los procesos de asimilación por todas las partes afectadas, de aquí y de fuera de aquí, los cambios en profundidad y en las mentalidades, que son siempre lentos, que aventuras políticas que pueden ser fugaces. 

Para terminar, quiero afirmar mi convencimiento que no es posible una solución para Catalunya sin alianzas con fuerzas y movimientos del resto de España. Máxime si el resultado de la consulta evidenció que hoy por hoy el movimiento soberanista no puede avanzar o dar pasos en solitario. Pero además, y sobre todo, porque para resolver la cuestión catalana hay que abordar de una vez los problemas que quedaron pendientes en la transición de 1978. Y a la vez no será posible esta nueva transición sin que el conjunto de España busque una nueva relación de Catalunya con el resto, sin cerrarse a ninguna posibilidad. 

Para que esto sea posible es necesario en el resto de España mirar con cercanía lo que ocurre en Catalunya y superar la incomprensión intelectual de los hechos nacionales y los procesos históricos y la falta de voluntad política de ciertos sectores sociales, políticos e incluso de la iglesia de base, en relación a la identidad cultural como un hecho diferencial a respetar. 

No nos dejen solos.        




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